Los bosques cántabros han estado vinculados y asociados desde épocas pasadas a la explotación forestal. Sin embargo, la lejanía y la inaccesibilidad de las masas boscosas de la Mancomunidad Saja Nansa, va a favorecer que algunas de las manchas forestales se hayan conservado hasta nuestros días, como es el caso de Monte Aá.
Este bosque autóctono formado principalmente por cajiga (Quercus robur), y algunas manchas de haya (Fagus sylvatica) distribuido de manera aislada y más abundante en la ladera sur, debido a la condensación de nieblas de la Sierra del Escudo. Además de ésto, entorno al arroyo Monte Aá, existe una característica vegetación de ribera, constituida principalmente por alisos (Alnus glutinosa), sauces (Salix atrocinerea), avellanos (Corillus avellana), y algunos ejemplares de peral silvestre (Pyrus cordata) y de manzano silvestre (Malus sylvestris). En esta zona también encontramos acebales (Ilex aquifolium) y espinales (Crataegus monogyna).


Monte Aá conserva varios robles incluidos en el Inventario de Árboles Singulares de Cantabria, los más destacados son Mellizo, Belén, y Cubilón. Éste último, actualmente derrumbado debido a la edad, tenía 15 metros de diámetro y era considerado uno de los robles más antiguos de España.
Además de ésto,también tuvo su impacto la fabricación de carbón vegetal, pudiendo aún hoy día verse algunos restos de algunas de las carboneras que hubo repartidas por el monte.Posteriormente,gracias a la mejoras de las comunicaciones y de los métodos de extracción, el roble de monte Aá va a tomar fama para la fabricación de barriles para envejecer whiskies ingleses y fermentar caldos nacionales.