
Su construcción comenzó en el año 1943, suponiendo un reto para la ingeniería de la época, que fue capaz de construir la presa de bóveda más alta de España, con 116 metros sobre cimientos.
Ubicada en el cañón Bejo, lugar de paso angosto entre Polaciones y Tudanca, ideal para encajar esta presa de hormigón que actuará como regulador del caudal anual y permitirá disponer de una reserva de agua.
Su construcción, que duró cerca de 8 años, hubo de desviarse del cauce del río Nansa. Fue un gran reto, entre otras cosas por el mal estado de las comunicaciones a mitad del siglo XX, lo que obligó a disponer de mucha mano de obra entre la que se contó con presidiarios.
El material principal de su construcción es el hormigón, logrado con piedra de las canteras de la zona y cemento producido en Mataporquera, que junto a las varillas de acero consolidan la estructura evitando grietas. Cinco años después del inicio del hormigonado, en 1945, fueron cerrados todos los desagües y se empezó a embalsar el agua de rio Nansa, llenándose por primera vez el 12 de mayo de 1951.



La coronación de la presa, es un excelente mirador, donde se puede contemplar una impresionante garganta (de Bejo) que ha sido trazada por el sinuoso encajamiento del río Nansa. En ambas paredes se puede observar la mejor serie del triásico (formada hace 250 millones de años) en toda Cantabria, con un extenso laminado y diversas estructuras de sus 750 m de potencia.