
Típica aldea montañesa, asentada en un cruce de caminos junto al río Vendul, remonta su origen al medievo, lo cual ha dejado muestra en sus edificios, como en la Casona de Cosío, declarada Bien Inventariado desde 2001.
Historia
Situado en un cruce de caminos junto al río Vendul, afluente del río Nansa. Encontramos la primera referencia a este lugar en el siglo XIII, cuando los señores de Cossío, Don Fernando y Doña Elvira, entregan la iglesia nueva de San Miguel y su cementerio a la Colegiata Santa Juliana. Lo que se ve apoyado por los restos de una torre defensiva y de vigilancia, conocida como el Torraco, que pudo ser el solar primigenio del linaje de los Cossío. A pesar de ello, el núcleo de Cosío no se va a formar tal y como hoy lo conocemos hasta el siglo XVII-XVIII.
Paisaje
Cosío es la típica aldea montañesa con sus diferentes espacios bien definidos y jerarquizados. Junto al cauce del río Vendul, en su confluencia con el Nansa, se encuentra el espacio edificado constituido por un caserío agrupado bien definido, en el que además de las viviendas, encontramos pequeñas cuadras con pajar, leñeras y gallineros, así como pequeñas huertas destinadas al cultivo de hortalizas y algún que otro frutal de pequeño porte. Muy próximo al caserío, se hallan las mieses y los prados, zonas tradicionalmente destinadas al cultivo de cereales principalmente y, puntualmente, utilizadas como zona de pasto y siega. Estos espacios se localizan aprovechando la zonas más llanos y fértiles, extendiéndose principalmente por la vega del rio Nansa.




Presenta dos espacios diferenciados, la parte más antigua y densa, ubicada en paralelo al curso del rio Vendul y bastante apartada del cauce del Nansa, y la parte más nueva, en la zona baja del pueblo y junto a la carretera principal, lo que ha supuesto un nuevo eje vertebrador en el desarrollo del núcleo desde finales de XIX. Además, conserva en su interior grandes ejemplos arquitectónicos civiles y religiosos, entre los que destacan la Iglesia de San Miguel Arcángel, del siglo XIII aunque reedificada en el siglo XIX; la casa de “La Panda” o también conocida como “La Torre”, donde destaca su fachada de sillería y su gran escudo de la familia Cossío; la Casona de Cosío o “El Mesón” del siglo XVII, Bien Inventariado desde 2001, donde se hace característica su la espadaña que culmina el frontal del la capilla privada, la portalada con el escudo de los Cossío y su fachada de sillería; la Casa de la Llosa del siglo XX; o, simplemente, las hileras de casas de estilo montañés, con solana y tejado a dos aguas.
La Ferrería de Cosío dedicada a la transformación de hierro en lingotes, por medio de la técnica de forja catalana, fue reedificada en el año 1749 por José de Cossío sobre otra preexistente fundada en 1555. Esta ferrería se convierte en la más importante de la cuenca del Nansa y en una de las más importantes de la región hasta que en 1860 dejó de funcionar. Aunque tras la construcción de la ferrería de Cades, a imagen y semejanza de la de Cosío, competirán directamente, llegando a litigiar entre ambas por el suministro de carbón vegetal y por el uso de montes, o colaborarán con el fin de hacer su producción más competitiva y rentable que la de Vizcaya. Hoy en día, al pasar por la carretera, solamente apreciamos las ruinas de un sólido edificio de piedra, que estaba compuesto por dos naves principales donde se encontraban el barquín y el mazo. A estas naves se adosan otras cuatro de menor tamaño que eran destinadas a carboneras. Y, en el exterior, existe un sistema de canales que conducen el agua desviada desde el río Nansa y la transportan hasta un depósito situado enfrente de las naves principales, para su uso como energía hidráulica.