Localidad que surge en relación al Camino Real, que discurría por el valle del Saja, y a la actividad ganadera de trashumancia.
Esta localidad del municipio de Cabuérniga, compuesta por los barrios de Mahillo, La Bolera y La Fuente, desarrolló su urbanismo de forma lineal en relación a un antiguo camino medieval y como articulador de las comunicaciones del valle del Saja con otras zonas, como Tudanca y el Valle del Nansa a través de Balsemana. Aunque también, el desarrollo de este asentamiento estuvo bastante ligado, desde antiguo, a una clara vocación pastoril, como demuestra la participación de algún vecino del lugar en las Concordias de Pastos firmadas en 1479 y 1766 entre cabuérnigos, campurrianos y valdáligos; o, como viene a indicar también su topónimo, que algunos relacionan con la imagen de los seles (zonas de pasto donde sesteaba el ganado) y otros con solares patrimoniales que pertenecían al monasterio de Cardeña.


A pesar de ello, a lo largo de los siglos, la localidad se fue consolidando, como bien decimos, en relación a su posición junto a una vía de comunicación principal, el Camino Real, y también por influencia de la emigración y los capitales de indianos y jándalos, los cuales sirvieron para mejorar y crear un gran legado patrimonial, en el que destacan, entre otros, edificios como la Iglesia de San Vicente Mártir (s. XX), La Casería (s. XVIII) o la Casa de las Indianas (s. XIX).