El río Nansa es uno de los más intervenidos de España; sus aguas han sido tradicionalmente utilizadas como fuente de energía. La construcción de las presas de la Cohilla y Palombera durante la década de los 40 supuso un importante cambio económico, social y paisajístico. El agua represada del Nansa es canalizada y utilizada para mover unas turbinas generando un movimiento que se convierte en energía eléctrica a través de los generadores.

A pesar del impacto paisajístico y ecológico que estas intervenciones produjeron en la comarca, el paso del tiempo ha convertido estos espacios en lugares de singular belleza, donde la intervención humana se fusiona con la naturaleza generando un entorno único e impactante.