Estratégico e idóneo lugar para el desarrollo de la ganadería de montaña, como muestran los restos de su ocupación.

En los años 80 del siglo XX, se descubre la necrópolis megalítica del Collado de las Llaves, ubicada en el centro de la sierra de Peñarrubia, cercana a la localidad de Roza, en lo que es un paso natural entre la zona litoral y las regiones interiores del Nansa y Liébana. Y, no fue hasta el 2003, cuando se descubra, en relación con el conjunto funerario de Las Llaves, un menhir cuya función no fue otra que referenciar este lugar en el paisaje.


Los dólmenes hallados en el Collado de Las Llaves se sitúan en un estratégico e idóneo lugar, cuyos pastos facilitaron el desarrollo de la ganadería desde épocas tempranas, quedando muestras del paso de los hombres desde la Prehistoria, durante el Neolítico y las primeras fases del Calcolítico.


Encontramos en este lugar los restos de hasta 6 cámaras funerarias en forma de dolmen que fueron recubiertas por túmulos de piedras calizas, y cuyas dimensiones oscilan entre los 2 y los 10 metros de diámetro. Todos ellos sufrieron los efectos de los buscadores de tesoros, que removieron las lajas que formaban el dolmen y dispersaron los ajuares funerarios.


No se han encontrado restos humanos en la necrópolis funeraria de Las Llaves, ya que la acidez del suelo aceleró el proceso de putrefacción.