El convento acogió al futuro emperador Carlos V en su primer viaje a la Península Ibérica, tras venir desde Flandes por mar, para coronarse rey de Castilla en 1517.

En el año 1454, el papa Nicolás V dona la ermita de la Virgen de la Barquera al padre franciscano Juan de la Trecha, para vivir allí junto a otros frailes de la misma Orden. No obstante, pronto se trasladan, en el año 1468, a la actual ubicación, junto al puente de la Maza, donde levantan una edificación dedicada a San Luís.


La primera construcción fue sufragada con limosnas de la villa, consistiendo en unas sencillas viviendas y una pequeña capilla. Con el tiempo, el templo original se fue ampliando bajo el patronato de varios linajes locales, en especial con las aportaciones de la Casa de Guevara, que llegó a enterrar a sus miembros en la Capilla Mayor de la iglesia de San Luís, como dispuso en su testamento, en 1546, Don Juan Ladrón de Guevara.


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