La pesca como motor principal de los puertos del cantábrico desde época inmemorial ha estado unido a diferentes oficios que vivían en torno a esta profesión.


Una de estas profesiones era el trabajo realizado por las rederas, mujeres dedicadas a reparación y remiendo de las redes de cerco utilizadas por los marineros para la captura del pescado. Este oficio ancestral se ha realizado de forma artesanal, cosiéndose las redes a la manera tradicional. La mayoría de las rederas poseen un vínculo familiar con la mar, siendo una forma de contribuir a la economía doméstica, y razón por la que actualmente se trabaja en una labor heredada generación tras generación.


Durante la primavera y el verano es fácil encontrarlas cosiendo puntada tras puntada las redes a la intemperie en muelles como el de San Vicente de la Barquera.


Es un trabajo de carácter estacional pues las redes del arte se reparan durante las costeras de bocarte, sardina y chicharro.


En la actualidad las personas dedicadas a esta actividad tienen entre 40 y 65 años, siendo difícil encontrar gente joven, debida entre otras cosas a esta estacionalidad. Por este motivo desde hace pocos años este colectivo sea asociado para reivindicar sus derechos e intereses laborales y profesionales, buscando promocionar su oficio en búsqueda de un relevo generacional más que necesario.