Formada por el rio Nansa, la ría de Tina Menor junto con su espectacular estuario se abre paso hacia el mar entre montañas, mezclando las aguas dulces del Nansa con las saladas del Mar Cantábrico, creando uno de los de los paisajes más representativos de la costa Cantábrica.

La ría y el estuario de Tina Menor se extienden desde el núcleo de Muñorrodero, en el municipio de Val de San Vicente, hasta su desembocadura en el mar Cantábrico. Se trata de un total de 155 ha, encerradas en un perímetro de 17 Km, de las cuales entorno a un 60% está constituido por ambientes intermareales concentrados principalmente en su tramo central.


Para entender mejor este espacio natural podemos dividirlo en cuatro sectores o entornos. El primero, es el de la desembocadura. Se trata de una salida estrecha, con márgenes rocosos de elevada pendiente y con un extenso y hermoso arenal, la playa del Sable. El segundo sector es el de los amplios páramos intermareales de la margen oeste, caracterizada por la presencia broza (Zostera noltii), que es una planta acuática de porte herbáceo que vive permanentemente sumergida, de gran valor ecológico y ambiental, así como otra vegetación típica de marisma. El tercer sector presenta una influencia más fluvial, es la zona que limita con el río, con un cauce estrecho sin paramos intermareales. Por último, el cuarto sector es el del estuario, espacio actualmente ocupado por la piscifactoría de Tinamenor S.A., donde la influencia de las mareas es controlada mediante diques construidos a tal fin, de forma que las lagunas interiores se mantienen siempre inundadas.

A pesar de las intervenciones humanas que se han llevado a cabo en este espacio, ambientalmente se trata de un estuario en muy buen estado de conservación y que cuenta con muy buena salud, según estudios realizados por el Instituto de Hidráulica Ambiental entre los años 2010 y 2012.

Uno de los aspectos quizá más desconocidos de Tina Menor tiene que ver con su fauna. Este espacio ha sido objeto de numerosos estudios científicos por sus ostrácodos, que son una clase de crustáceos de muy reducido tamaño, muchas veces microscópicos fácilmente fosilizables, ya que aquí predomina un tipo bastante inusual de ostrácodo, diferente al que pueda encontrarse en otros estuarios de Cantabria y el País Vasco. Según los estudios realizados, la presencia de este pequeño crustáceo se debe a la intensa sedimentación que se ha producido en esta zona durante el periodo terciario, y que irónicamente gracias a los diques de contención y de control de mareas creados por el hombre, ha propiciado que exista una gran cantidad de sedimento arenoso.

El interés científico que presentan esta especie de crustáceos radica en su presencia a lo largo de varios periodos geológicos, ya que existen registros fósiles desde el Cámbrico inferior (hace entre 530-540 millones de años). Esto ha permitido que sean considerados como uno de los principales indicadores en el estudio de la evolución del clima en la Tierra.